miércoles, 25 de septiembre de 2013

Capítulo 16-De la prodigalidad y de la avaricia



Maquiavelo cree que estaría bien ser tenido por pródigo, pese a que practicar tal cualidad en público, perjudica. Un príncipe que quiera ser conocido como pródigo, normalmente abusará de lujos y acabará consumiendo todas sus riquezas y se verá obligado a subir los tributos y a buscar maneras de conseguir dinero, hechos que lo convertirán en odioso para sus súbditos. Por lo tanto, como no podrá practicar la prodigalidad en público, pues ser tacaño sin importarle si lo tildan por tal característica, ya que con su avaricia tendrá para defenderse de sus atacantes e incluso emprender campañas sin perjudicar al pueblo. Entonces, paradójicamente, será tenido como pródigo, pues practica la generosidad con todos aquellos a los que no quita, que son la mayoría, y la avaricia con aquellos a los que no da, que son pocos. [Ejemplos de estos: El papa Julio II, el rey de Francia, el rey de España].
En cambio, si se derrocha lo ajeno, es decir lo de los botines y saqueo, está bien visto.
Conclusión: es mejor ser tildado de tacaño que implica vergüenza sin odio, que ser expoliador y crear vergüenza con odio.

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